sábado, 12 de diciembre de 2015

El humor y la teoría de la superioridad



En el primer post del humor hablábamos, entre otras cosas, sobre la teoría de la superioridad y sobre cómo estaba directamente relacionada con el humor étnico y el humor negro.  Pero no solo eso, queremos hacer ver que, esta teoría, va más allá y es aplicable a todo colectivo o incluso ser individual que posea una mínima diferencia con el otro.

Para ello, hemos realizado la lectura de un cómic de Paco Roca, Memorias de un hombre en pijama. Leamos las siguientes dos páginas.





La sonrisa que puede darse en este caso, es explicable con la teoría de la superioridad. Nuestro protagonista, como hombre adulto con pareja y sin hijos, en cierta manera, se permite reír de la situación de aquellos amigos casados y con hijos porque tienen ciertas obligaciones que cumplir, en esta ocasión, cuidar de sus hijos. ¿Por qué decimos que nuestro protagonista se siente superior? Podemos afirmar esto debido a que como sus obligaciones son menores, posee en realidad más libertad, una menor carga de responsabilidades y es ahí donde encontraremos la superioridad del protagonista frente a esa carencia de sus amigos, es eso lo que le permite relatar en estas dos viñetas esa situación en la que sonreímos justamente por eso. También podríamos aplicar la teoría de la incongruencia ya que vemos que los amigos con hijos de nuestro protagonista muestran una actitud en la que son incluso capaces de presumir de su situación, cosa que luego vemos que el protagonista pensará que es una simple invención, que en realidad su situación es la contraria.

Quizás hayamos escuchado alguna vez que el humor es intraducible, pues bien, es verdad, al menos, en cierta medida. Y es que, desde el punto de vista de los padres que presumen de sus hijos y alaban cada pequeño sacrificio, estas viñetas podrían no resultarles graciosas, mientras que a un cuarentón con pareja, pero que ha decidido no tener hijos podrían hacerle gracia. Del mismo modo, muchos otros chistes, pensemos en los que una cultura se mete con un tópico de la otra y se ríe de ello, pueden no entenderse no solo en otros idiomas (pensemos también en los juegos de palabras), sino que pueden no ser traducibles a otras culturas, sobre todo, cuando es la teoría de la superioridad la que más se adecua para explicar el chiste. El límite del humor, vuelve a aparecer una vez más; un límite, borroso, indefinido y quizás siempre destinado a serlo, justamente, porque estamos hablando de un idioma, que a veces, puede no ser universal.


Crsitian Buenosvinos

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