Creemos necesario diferenciar los
conceptos de humor e ironía porque en numerosas ocasiones se tratan como
sinónimos. Si somos unos lectores un poco atentos e interesados, quizás bastase
con acudir al diccionario y observar las definiciones que la RAE nos ofrece de
ironía:
Podemos observar que las dos
primeras definiciones relacionan la ironía de alguna manera con el humor, lo
risible, pero, la tercera definición, es la que más nos interesará para
desarrollar la presente entrada y establecer una línea que nos permita
distinguir humor e ironía y concretar el vínculo que hay entre ambos.
La ironía es un
hecho pragmático, se considera una implicatura conversacional particularizada,
esto es, se infiere por el contexto. Ahí reside su mayor dificultad y es que,
al darse en el contexto, ha de darse en una realidad dada, en una determinada
visión o experiencia del mundo. La ironía, como afirma Leonor Ruiz Gurillo, es "un hecho pragmático de carácter contextual
que invierte los principios conversacionales y que se apoya en marcas e
indicadores para lograrlo".
Así pues, se considerará que
viola los principios conversacionales de la teoría neogriceana de Levinson. Se
violará el principio de cualidad que nos dice que hemos de decir la verdad
(mediante la ironía diremos justo lo contrario de lo que queremos dar a
entender), el principio de cantidad que nos dice que hemos de dar una
información suficiente del conocimiento del mundo que tenemos (en la ironía se
suele aportar más información de la necesaria), el principio de manera que
sostiene la necesidad de indicar una situación normal mediante expresiones no
marcadas (la ironía carga de expresiones marcadas el mensaje, aportando, por
ejemplo, cambios de registro) y el principio de informatividad o de refuerzo
que nos dice que hemos de proporcionar la información mínima suficiente para
nuestros propósitos informativos, que no hemos de ser ambiguos (la ironía busca
intencionadamente esa ambigüedad).
Como hemos visto, una definición
pragmática nos ayuda a comprender mucho mejor la ironía y cómo en realidad es
un recurso. Además, esta definición pragmática podemos compatibilizarla con la
de aquellos que consideran que la ironía supone un desdoblamiento, esto es, que
supone cierta polifonía. En lo que respecta a esta última idea, señalaremos que
la ironía puede entenderse como el uso de una segunda voz, una voz que dice lo
contrario de lo que diría el emisor, pero con la intención dar a entender lo
que realmente piensa o quiere decir.
Así las cosas, la ironía es un
recurso que supone una ruptura de lo esperado y, a nuestro juicio, es ahí donde
puede relacionarse con el humor y la concepción de este que llevamos exponiendo
desde la primera entrada del blog. La ironía, por sí misma, supone una
incongruencia y es por ello que es un mecanismo que puede ser muy útil para
producir el efecto humorístico. Sin embargo, se puede emplear la ironía con
fines no humorísticos y es por ello que no hemos de mezclarlas ni confundirlas.
A continuación, aunque queríamos
dejar claro que ironía y humor no son lo mismo, seremos también un poco contradictorios y dejaremos un breve video donde
podemos ver cómo casan y trabajan unidos en perfecta sincronía.
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